Presencia de Acido Isocianúrico en el Agua de Piscinas
El Uso del Cloro en el tratamiento del agua en una piscina es eficaz y seguro.
Para procurar una cloración efectiva en todo momento, algunos compuestos residuales tenderán a aumentar con el tiempo, y esto genera serios problemas que en algunos casos son muy difíciles de solucionar. Por ejemplo, el ácido isocianúrico. El ácido isocianúrico (que forma parte de los dicloros y tricloros) aumenta su concentración cada vez que dosificamos pastillas o granulado de esos productos.
El cloro es temporal por su naturaleza y por ello hay que ir dosificando más a medida que pasa el tiempo. A medida que la piscina se usa, el cloro es demandado para ir eliminando contaminantes, y va dejando un residuo que se denomina cloraminas o cloro combinado (con materia orgánica).
El valor óptimo en el agua del ácido isocianúrico se sitúa entre 25 y 50 mg/l. Un exceso (por encima de 75 mg/l) complica enormemente el mantenimiento y lo ideal es renovar parte del agua para alcanzar de nuevo los niveles óptimos. Un valor de isocianúrico por debajo de 15 mg/l hace que el cloro libre se quede prácticamente sin protección contra la radiación ultravioleta del sol y el cloro se descompone antes de actuar en la piscina, por lo que es necesario el control del ácido isocianúrico en el agua de la piscina para la óptima calidad del agua.
La presencia de ácido isocianúrico en el agua de la piscina, aumenta a medida que el agua va recirculando por el sistema, a pesar de que exista una renovación de parte del agua. A fin de acortar esta carga progresiva de subproductos de la desinfección la mayoría de reglamentaciones sobre piscinas prevén al menos un vaciado anual.